Leyendas de la Virgen Niña

La Virgen Niña en el Jardín

Contaban las abuelas, y cuentan todavía
un recuerdo de infancia de la Virgen María.
 

 

 

Siendo niña, la Virgen fue al jardín a jugar.
Florecieron las flores para verla pasar...
Con sonrisa de cielo, la chiquita María
mirábalas a todas, y a todas sonreía...
Ellas, ingenuamente, le ofrecieron a coro
sus mejores encantos, todo un regio tesoro
de frescura y fragancia, de alegría y colores,
que es patrimonio viejo, muy viejo, de las flores.

 

 

Habló la rosa y dijo: - "A mí la Primavera
me ha coronado reina... Si mil reinos tuviera,
con tal que complacer a la Virgen María,
¡los mil reinos, de hinojos, se los ofrendaría!"
Y asomaron los lirios, trémulos de blancura,
y asomó la azucena, como la nieve, pura,
y asomaron las dalias, con tiesura de diosas,
y las tiernas campánulas, menuditas y ansiosas,
sacudían sus cálices, brincando de alegría,
porque al pasar, la Virgen también les sonreía,
tan dulce, tan graciosa, tan cariñosamente,
que todas se animaron a besarle la frente.

 

 

Mas la Niña bendita no escogió. Vacilaba…
Mirábalas a todas.., y a ninguna cortaba.
De pronto, casi ocultas debajo de las hojas,
vió que había unas flores gimiendo sus congojas,
tan tímidas que apenas levantaban la voz..
Era si hablaran solamente con Dios…
Ya no dudó un instante. Llegó y con gesto breve,
cortó las florecitas con sus manos de nieve...
Las dalias y azucenas se pusieron celosas,
y celosos los lirios, campánulas y rosas,
mientras por el sendero lentamente volvía,
Violeta entre violetas, la Reinita María.

 

 

Y Dios, que hace a las flores nacer en los senderos
proclamó que los últimos serían los primeros.
     Fuente:www.devocionario.com  

El velo del templo de Jerusalén y la virgen María.

Existe un leyenda que el velo del templo de Jerusalén la tejió la Virgen María. 

Es una de tantas leyendas sobre la vida de la Virgen María y su juventud e infancia. 

Cuando los levitas se reunieron y decidieron que era menester fabricar un velo nuevo para el templo de Jerusalén.

Dijeron: "escojamos 7 doncellas de la casa de David que sepan hilar, teñir la lana, y tejer la tela a fin de confeccionar el velo del templo". Eligieron 7 vírgenes recordando así las 7 cuerdas del arpa de David. María era una de ellas. Se echaron a suertes para ver a quien le tocaban los diferentes materiales para la confección del velo. A María le toco la escarlata y la auténtica púrpura. Las otras doncellas, mayores que ella y envidiosas de su suerte empezaron a murmurar sobre María y le llamaron en son de burla: "reina de los ángeles".

Poco rato después de esto se escuchó la voz de un ángel del señor que decía: "las palabras de envidia y en sorna que acabáis de pronunciar, se convertirán en la más verídica profecía". Las doncellas arrepentidas de su mala actitud y sus habladurías pidieron perdón a María y esta les perdonó. Cada una tomó su material y se fue a su propia casa, a hacer el velo.

 

Adjunto una imagen del compartimiento del retablo de Borrassá del año 1390 y que representa a María con las doncellas enseñando las muestras de su trabajo.

 

Fuente: Harold Toledo Baeza.

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